A lo largo de nuestra historia ancestral hemos sido concebidas con la mentalidad de no levantar la voz, hemos sido oprimidas aun inconscientemente de no soñar y alcanzar nuestros sueños. Hoy nos enfrentamos a un cambio de era, donde nace la mujer guerrera para salir y afrontar los retos que la vida le presenta día con día, pero sobre todo en crecer profesionalmente.
Hoy ya no es necesario mostrarse guerrera, hoy es necesario mostrarse como una Diosa, reconociendo su grandeza de conquista tanto en su mundo interior como en su mundo exterior.
Sé que estas ansiosa por que tu voz sea escuchada y resuene por toda la eternidad y claro está, porque detrás de cada rostro existe una historia que contar, detrás de cada dolor se crea una vivencia superada, detrás de cada experiencia se genera sabiduría. Así que hoy en día, te puedes dar cuenta que ser conferencista va más allá de solo un traje, una voz, un mensaje; encierra una historia de vida, que marcó su camino y decidió comunicarlo al mundo para que tú que estás ahí esperando una señal, toque tu ser y te identifiques con ese mensaje que te ayude a salir al mundo para creer en tu potencial que llevas dentro.
Todo lo que piensas, sientes, dices, crea un contexto corporal y una realidad que se manifiesta a lo largo del tiempo, pues trasmitir un mensaje es tener coherencia con todas estas partes, es poner a prueba tus valores, tu confianza, tu actitud, tus emociones y tu fe para traspasar fronteras y comunicar lo que se gesta dentro de tu corazón para tocar un pedazo de ser en cada alma que se cruza en tu camino y transformar su camino de vida.
Siempre he tenido una pasión incalculable por la vida, pero en especial por los anhelos más profundos de mi ser, como la paz, la sabiduría, la voluntad, la fe, pero siempre renace dentro de mi uno muy especial, el del triunfo y la victoria de dejar un legado a la humanidad.
Ese anhelo de grandeza habita dentro de ti y te hace el llamado de que reconozcas que tu voz es poder, que tu mensaje es transformador y que tu historia ayudará a definir a otros corazones a darse el valor, el permiso de transformación y el reconocimiento hacia su ser, pero sobre todo a estar agradecidas porque cada parte de su alma es un pedazo más de su ser que necesita ser sanado para su evolución y retornar al origen mismo de la creación.
“Deja que tu corazón sea escuchado, deja que tu voz sea manifestada”