Estás trabajando muy duro para lograr tus metas o sueños y de pronto algo pasa y nos damos cuenta de que todo el esfuerzo que estuvimos haciendo se acabó ya no hay más, tantos desvelos, sacrificios, para nada, inmediatamente nos empezamos a culpar o buscamos culpables, surge un gran enojo, frustración y nos decimos esto no es para mí, no sirvo para ello, por no hacer esto o lo otro, una gran cantidad de pensamientos nos bombardean en ese momento, estamos seguros de que fracasamos en el intento y eso nos causa un infinito dolor, hasta podemos llegar a decir hasta aquí, ya no más, se acabó, y damos carpetazo a nuestros planes, punto final.
Si recordamos la historia de las mariposas nos podemos dar cuenta que para llegar a volar y tener esos colores hermosos tuvieron que pasar por varios procesos, primero fueron orugas pequeñas que se alimentan de las hojas de los árboles, se arrastraron en el piso y en las ramas, poco a poco fueron creciendo hasta que terminan envolviendo todo su cuerpo con seda, formando un capullo, la oruga pasa un tiempo viviendo su metamorfosis que terminará por transformarse en una preciosa mariposa de alas grandes, y de ahí en adelante nada la detiene para volar.
Te imaginas si esta pequeña oruga se desespera porque no obtiene sus alas rápidamente, jamás volaría, cuantas personas pasamos por situaciones en que pensamos que no lograremos levantarnos, cuantos científicos no encuentran la fórmula para la cura de una enfermedad y pasa mucho tiempo, sin embargo, no se dejan vencer y tras fallar muchas veces logran el resultado y con gran éxito salvan las vidas de miles de personas.
Si tu sueño es inmensamente grande de ser y seguir siendo esa gran conferencista sigue adelante que nada te detenga recuerda no hay fracasos sólo resultados.
Recuerda que cada día termina en oscuridad y un amanecer con luz nos espera.