Cuando pasa una idea por tu cabeza y las ganas de poder hacer algo diferente, con lo primero que uno tiene que enfrentarse es el miedo, miles de preguntas vienen a nuestra cabeza, ¿Será una buena idea? ¿Ayudaré a las personas? ¿Hay más gente que piensa como yo? ¿Habrá gente que me apoye? Y aunque es difícil de entender las personas más cercanas y que tal vez lo hacen porque nos quieren, son las primeras en desanimarnos, las siguientes frases: ¿lo pensaste bien?, ¿es el momento indicado?, ¿tienes ahorros suficientes?, no es mucho riesgo una inversión basada solo en historias de éxito de otra persona? ¿No te estás arriesgando demasiado? y es ahí cuando uno decide quedarse en la zona de confort ó luchar por sus sueños.
Después de escuchar lo que nos dicen, viene la primera idea en contra, ¿estaré haciendo lo correcto? ¿Me iré a arrepentir en un futuro? Estoy en una edad donde la mayoría de mis amigos y familiares tienen la estabilidad suficiente, ¿me animo a empezar de cero con algo nuevo?
A veces el miedo a perder la estabilidad nos domina, y es cuando debemos entender que no hay un momento perfecto para emprender, siempre habrá muchos riesgos y personas dispuestas a ayudarnos y apoyarnos, así como también habrá personas que quieran convencernos de lo contrario y quieran hacernos cambiar de idea, pienso que es fundamental hacer una lista de nuestros miedos para ir trabajando en ellos de a poco sin pasarnos de alto.
Entre los miedos más comunes a parte de los mencionados tenemos:
El miedo a no poder cumplir con los pagos, solo debemos tener en cuenta que debemos aumentar los ingresos y reducir los gastos.
El miedo a no conseguir clientes, que en base a mi experiencia lo fundamental es empezar con pocos clientes pero que queden totalmente satisfechos, esto hará que ellos puedan transmitir su experiencia boca a boca con más gente que luego vendrá a buscarnos.
El miedo a crecer demasiado rápido y que las cosas se salgan de control, para eso debemos organizarnos y delegar tareas para poder dirigir desde arriba y muy de cerca el trabajo de todos sin acabar agotados queriendo hacerlo todo nosotros mismos.
El miedo a la competencia, generalmente uno empieza con algo y le abre camino a nuevas empresas o personas que deciden hacer lo mismo, ¿qué podemos hacer? Diferenciarnos con un trato más personalizado para poder crear fidelidad en los clientes.
El miedo a fallarle a la gente que confió en nosotros, podrían ser socios, familiares, amigos que creyeron en nuestra idea y nuestro plan, para esto intenta rodearte de gente que pueda aconsejarte y darte sugerencias para crecer y mejorar desde otro punto de vista.
El miedo es común en todos los seres humanos, sobre todo en los emprendedores, no es fácil de controlar, pero debemos dominarlo.
Nuestro cuerpo al estar con miedo se muestra ansioso y estresado, lo que no nos deja pensar con claridad, empezamos a preocuparnos por un futuro dejando de lado el presente, adelantándose a lo que pueda suceder, lo que debemos hacer es tranquilizarnos, buscar algún método de relajación que pueda calmarnos para poder pensar claramente, la mejor forma de enfrentar un miedo es enfrentándolo, y ver si es real o es tan solo algo que está en nuestra cabeza, por eso cada vez que venga a nuestra cabeza una imagen de nosotros fracasando cambiemos eso por imágenes con el mejor escenario para nosotros, el más exitoso, el que deseamos , y lo visualizamos y lo repitamos en nuestra mente hasta el cansancio, cada vez que visualizamos algo en nuestra mente, nuestro cerebro reacciona como si realmente lo estuviésemos viviendo.
Cuando esto lo repetimos una y otra vez dejamos de lado el miedo, nos acostumbramos a esa situación, nos preparamos, aprendemos. Es momento de ELEGIR qué pensamientos queremos traer a nuestra mente, empezamos a atraer éxito, abundancia y sobre todo tranquilidad y felicidad.